Lo primero para cuidar nuestra higiene bucodental es tener un buen cepillado de dientes. Esto no significa que nos cepillemos más fuerte de lo normal, sino que lo hagamos bien.
La frecuencia y la constancia en el cepillado también son importantes. Con tres veces al día, después de cada comida, durante todos los días, mantendremos una buena salud bucodental.
Al cepillarte los dientes, no olvides limpiarte también la lengua. En la lengua se acumulan bacterias que pueden dar lugar, entre otras cosas, a la halitosis.
Acompañando al cepillo y a la pasta de dientes, usa también hilo dental y colutorio. El hilo dental te ayuda a llegar a zonas donde el cepillo no lo ha conseguido, y el enjuague te permite prevenir la caries y la eliminación de bacterias.
Pero, no sólo es importante el lavado, también lo es que nos llevamos a la boca. Evita azúcares, sobre todo presentes en las bebidas carbonatadas, pueden producir caries, inflamaciones, e incluso oscurecer los dientes.
Lo que sí es siempre bueno es el agua, bebe agua y mantén tu boca hidratada, ya que la deshidratación reduce la cantidad y la calidad de la saliva.
Otra gran recomendación es la visita al dentista. ¿Cuándo? Cada vez que notes algo raro, sufras un golpe en los dientes, veas un inicio de caries… y por revisión, dos veces al año.
Éstas son unas reglas básicas, fáciles de seguir, y que cubren buena parte del cuidado de tus dientes y boca.
Recuerda acudir a tu dentista para personalizar tu cuidado según tus necesidades.