Sin duda alguna, la respuesta es SÍ. Y vamos a ver por qué.
Recordarás que ayer te informamos que se conmemoraba como cada 31 de mayo el Día Mundial sin Tabaco, ¿verdad? Bien. Pues hoy, vamos a adentrarnos un poco más en este tema para acabar de convencerte de los beneficios de abandonar este mal hábito.
El tabaco está compuesto por una serie de sustancias químicas perjudiciales para nuestro cuerpo que pone en riesgo nuestra salud general así como nuestra salud bucodental.
Fumar o masticar tabaco es el causante del 80% de los cánceres orales que cada año sufren miles de personas. Las mujeres embarazadas corren peligros de amenazas de aborto o parto prematuro.
De las primeras alteraciones bucodentales que se sufren es la pérdida parcial o total del gusto y, por lo tanto, también del olfato.
El consumo de esta sustancia puede provocar infecciones o inflamaciones de las encías, posible pérdida de algún diente, aumento de la acumulación de placa bacteriana y adhesión del sarro en las piezas dentales, también algunos tipos de cáncer como de cuello, páncreas o lengua, enfermedades respiratorias, desarrollo de enfermedades cardíacas, aumento de posibilidades de padecer diabetes, así como úlceras bucales o en el sistema respiratorio.
Son muchas las enfermedades provocadas por el consumo del tabaco, pero no debemos olvidar las dolencias más comunes: la aspiración del humo de los cigarrillos aumenta la probabilidad de aparición de caries dentales. También es común entre los fumadores el mal aliento, la sequedad de la boca y la decoloración o manchas en los dientes.
Nuestra salud bucodental se verá afectada sin que apenas nos demos cuenta.
Los peligros de fumar no sólo se extienden entre personas que tienen este hábito, también perjudican a las personas que tienen en su entorno. El humo ambiental que se produce con sólo una persona fumando contiene al menos 50 agentes cancerígenos además de otro tipo de compuestos químicos dañinos. Los hijos de fumadores expuestos a este humo desarrollan los dientes más tardíamente.
Mediante varios estudios se ha confirmado que el consumo de tabaco está relacionado con la lenta cicatrización de las heridas o en los procesos de cirugía dental como la extracción de piezas dentales. También sabemos que los compuestos del tabaco son vasoconstrictores y esto ayuda a una disminución en el riego, elevando los riesgos de enfermedades vasculares.
La nicotina y el alquitrán de los cigarrillos se disuelve en nuestra boca y se pasa a la saliva que al tragarla pasa a nuestro cuerpo además de penetrar en nuestros dientes. La saliva absorbe las sustancias nocivas y, por ello nuestros dientes y nuestro organismos se ven afectados. A causa de esta absorción la composición de la saliva se ve modificada, el Ph se altera y el efecto antibacterianos queda gravemente dañado.
Las personas fumadores tienden a tener unos niveles de respuesta inmunitaria débiles porque el tabaco daña los tejidos de las encías, se produce una inmunosupresión y se aumenta el número de bacterias y toxinas bucodentales.
Si se tienen implantes dentales u osteointegrados, puede producirse un rechazo o fallo de estas piezas por los efectos de los componentes nocivos de los cigarrillos.
Es importante que si eres fumador y estás pensando en una cirugía para ponerte una pieza que te falta hables previamente con tu dentista para que te informe de los riesgos que puedes correr.
Si eres fumador deberás incrementar tu limpieza bucodental diaria alargando cada parte del proceso: el cepillado ha de ser minucioso, no durando menos de un minuto y procurando no irritar las encías. El uso de seda dental ayudará a limpiar entre los dientes para no dejar residuos eliminando así la posible placa creada.
Complementa tu limpieza con un enjuague bucal que ayudará a evitar la aparición de manchas en el esmalte, a luchar contra la halitosis y a prevenir el sarro.
Si el consumo de tabaco se acompaña de consumo de bebidas alcohólicas se amplían los efectos nocivos de ambos aumentando los posibles casos de cáncer oral, incrementando el rechazo de implantes y deteriorando las piezas adyacentes. Las encías se vuelven más sensibles, se inflaman y la falta de sangrado provoca que pueda pasar inadvertida una enfermedad periodontal.
Si no te habías planteado dejar de fumar, quizás ha llegado el momento ¿No te parece?